A partir de los hallazgos arqueológicos realizados en las obras del Tren Maya, antropólogos físicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) determinaron que Quintana Roo es uno de los puntos del territorio nacional con mayor movimiento migratorio desde la época prehispánica. “Hay individuos que provenían de otros sitios, por ejemplo, muy cercanos al
A partir de los hallazgos arqueológicos realizados en las obras del Tren Maya, antropólogos físicos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) determinaron que Quintana Roo es uno de los puntos del territorio nacional con mayor movimiento migratorio desde la época prehispánica.
“Hay individuos que provenían de otros sitios, por ejemplo, muy cercanos al (río) Usumacinta y que emigraron a estas zonas (…) Los datos que están arrojando los arqueólogos con estos hallazgos de restos humanos, y el trabajo de análisis de los antropólogos físicos, nos abren una línea de investigación muy amplia que el INAH ya está desarrollando en términos de quiénes habitaban estas tierras y de dónde provenían”, señala el antrópologo Margarito Molina, director del Centro INAH Quintana Roo.
El experto destacó cómo el salvamento arqueológico realizado por esa dependencia en esas obras en el sureste mexicano permitirá iniciar muchas líneas de investigación.
Estos materiales arqueológicos son partes o fragmentos de un lenguaje muchas veces simbólico; incluso, da cuenta de estas sociedades pasadas que tenían una vida muy diferente a la llegada de los españoles, como sus deidades, que muchas veces en el material cerámico se encuentran representadas; también podemos saber su tipo de alimentos, de redes comerciales, de relaciones de poder y hasta de estratificación social.
Otro factor que resaltó el especialista, a raíz de las obras del Tren Maya, es que el INAH está abordando también procesos históricos, como hará con la creación, de manera conjunta con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), de un museo histórico en la ciudad de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, cuya apertura se prevé para mediados de año.
El museo va desde 1850, cuando durante la guerra (de Castas) se funda este lugar como Chan Santa Cruz, hasta la convivencia de la población maya actual con el fenómeno global. Son 170 años que queremos registrar en ese espacio, donde se hablará de la actividad del chicle, la formación de cooperativas y ejidos, la religiosidad y la cultura popular, la llegada de la enseñanza formal vasconcelista, que si se recuerda tenía una visión integracionista, no reconocía la diversidad cultural, refiere Margarito Molina.
Todo esto estará reflejado en ese museo, ejemplo de que el INAH también trabaja con el patrimonio inmaterial, vivo. Queremos que el museo tenga la característica de que los mayas sean los actores, los que hablen.
En México hay vestigios por doquier
El arqueólogo Manuel Pérez Rivas, responsable del proyecto de salvamento arqueológico del Tren Maya, asegura que nunca uno de estos procesos es fácil, independientemente de los contextos políticos, y el efectuado en esa magna obra en el sureste mexicano ha sido un caso muy complejo, pero arqueológicamente se ha resuelto; se han buscado las soluciones más óptimas a través del registro de las evidencias.
De acuerdo con el investigador del INAH, el salvamento arqueológico es una estrategia de protección e investigación que, en el caso de nuestro país, resulta excepcional.
Aquí hay que partir de una premisa esencial: el territorio mexicano es tan rico en patrimonio arqueológico que, prácticamente, si se prohibiera la construcción en cualquier lugar donde hay vestigios arqueológicos, no se podría hacer ninguna obra, dice.
No se podrían hacer casas, escuelas ni carreteras, porque la densidad de las poblaciones prehispánicas era muy grande, y la gran cantidad de manifestaciones culturales materiales está dispersa en todo el territorio nacional.
El arqueólogo subraya que la actividad de salvamento en las obras del Tren Maya ha sido muy intensa, con más de 20 mil monumentos arqueológicos excavados e intervenidos en los más de mil 550 kilómetros de esa ruta, además de contar con más de 64 mil registros, pues explica que se han hecho prospecciones no sólo en las áreas de derecho de vía, sino en las colindantes.
Confirma que las labores de salvamento en los siete tramos que comprende ese proyecto ferroviario concluyeron en junio de 2023, en lo concerniente a la excavación en el eje de la vía, lo que se denomina troncal.
Continúan las labores de lo que llamamos obras complementarias; es decir, caminos de acceso, estaciones. Allí, según las necesidades, se ha seguido atendiendo con cierta intensidad. Además, las actividades de supervisión, vigilancia y salvamento no culminan con la excavación.
Actualmente los especialistas del instituto trabajan en la fase de analizar y restaurar los bienes muebles arqueológicos hallados, que son una cantidad importante.
Se están restaurando piezas, no sólo tienen carácter estético, como las vasijas, sino también contextos especiales de alto valor, como los entierros, que son todo un conjunto de ofrendas con gran importancia para el análisis genómico. Tenemos enorme cantidad de enterramientos humanos, 664, material básico para entender y caracterizar a las poblaciones mayas.