La final de la Concacaf Nations League nos entregó una edición más del Clásico de la Concacaf, donde Estados Unidos volvió a demostrar su dominio sobre México al vencerlos 2-0 gracias a los goles de Tyler Adams y Gio Reyna. Con este resultado, los dirigidos por Gregg Berhalter consiguieron su tercer título del torneo, mientras
La final de la Concacaf Nations League nos entregó una edición más del Clásico de la Concacaf, donde Estados Unidos volvió a demostrar su dominio sobre México al vencerlos 2-0 gracias a los goles de Tyler Adams y Gio Reyna. Con este resultado, los dirigidos por Gregg Berhalter consiguieron su tercer título del torneo, mientras que los aztecas se quedaron con las ganas de ganarlo por primera ocasión.
Tras lo visto en las semifinales, donde México derrotó a Panamá con un contundente 3-0 y Estados Unidos sufrió para vencer 3-1 en tiempo extra a Jamaica, se esperaba que la final llevara el ritmo del cuadro azteca, algo que no fue así en la primera parte. Los vigentes campeones se adueñaron del esférico desde el comienzo y apenas al 5′ tocaron la puerta de su rival. Gio Reyna sirvió el balón para Christian Pulisic, quien se quitó a un rival dentro del área y definió ante la salida de Guillermo Ochoa, que se hizo grande y evitó la caída de su arco. Los de las ‘Barras y las ‘Estrellas ya avisaban que no iban a esperar un gol en contra para reaccionar.
Al equipo de Jaime Lozano le costaba llegar con peligro al arco de Matt Turner. Con el paso de los minutos, en las gradas del AT&T Stadium se percibía nerviosismo de la gran mayoría azteca. Al 21′, la Selección Mexicana tuvo su primera llegada de peligro. En un saque de banda, Edson Álvarez peinó el balón y este le cayó en el área a Luis Chávez, quien no pudo rematar con fuerza. El balón terminó en las manos del guardameta del Nottingham Forest.
La primera parte se caracterizó por las constantes faltas, 14 en total, por lo que el árbitro canadiense Drew Fischer tuvo que sacar el cartón preventivo al 26′ para Weston McKennie. Como avisó Tyler Adams en la previa, el duelo sería “una pelea de perros”, donde ninguno regalar espacios ni cometer equivocaciones.
Dentro de esa lucha en el medio campo, el hombre que alzó la mano para salir del libreto fue Sergiño Dest, quien se volvió un dolor de cabeza para la zaga mexicana en sus constantes incorporaciones al ataque. Al 38′, el zaguero del PSV Eindhoven dejó atrás a Hirving Lozano y Luis Chávez para mandar un disparo apenas desviado del arco de Guillermo Ochoa.
Cuando parecía que la primera mitad terminaría sin goles, llegó un merecido premio para Estados Unidos. En una jugada por la banda, Weston McKennie parecía acorralado, pero encontró libre a Tyler Adams, quien al ver que ningún defensa salió por él, disparó de media distancia para vencer a Guillermo Ochoa. El tanto del cuadro de las ‘Barras y las ‘Estrellas fue como un balde de agua fría en las gradas. En la banca, Gregg Berhalter y los suyos se iban con una sonrisa tras unos primeros 45 minutos donde dominaron a placer y terminaron con el 60% de la posesión del esférico.
Tras el descanso, Tyler Adams tuvo que abandonar el partido y su lugar fue ocupado por Johnny Cardoso. A pesar de perder a un hombre clave en el medio campo, la Selección de Estados Unidos siguió el mismo plan de juego y continuó atacando el arco mexicano. Al 50′, Guillermo Ochoa atajó un remate de Timothy Weah en el área. La reacción del ‘Tricolor’ no llegaba por ninguna parte.
En México reinaba la desesperación, pues en menos de 10 minutos fueron amonestados Johan Vásquez, Edson Álvarez y Uriel Antuna. El equipo de Jaime Lozano intentaba atacar por medio de Hirving Lozano y Henry Martín, pero no lograban incomodar al arquero Matt Turner. En la tribuna, la afición azteca comenzó con el grito de “Santi, Santi”, pidiendo el ingreso de Santiago Giménez, delantero del Feyenoord.
Al 63′, Estados Unidos encontró el segundo tanto que parecía sentenciar la final. La jugada la comenzó Pulisic al desbordar en el área, sacó una diagonal que la defensa mexicana cortó, pero dio el rebote al centro, donde estaba Gio Reyna para disparar de volea al primer poste. Guillermo Ochoa se estiró, pero no fue capaz de parar el esférico. Con menos de 25 minutos, el equipo de Jaime Lozano estaba ante el reto más grande de su proceso, con los fantasmas de viejas derrotas acechando en Dallas.
El deseo de la afición no tardó en cumplirse y Jaime Lozano hizo ingresar a Santiago Giménez después del segundo gol de Estados Unidos. Al 71′, ariete del Feyenoord parecía provocar un penal en una jugada dividida con Antonee Robinson, pero tras revisar en el VAR, el juez central cambió la decisión y el delantero mexicano terminó amonestado.
La recta final fue protagonizada por situaciones extra-cancha y no por ataques de México, como se hubiese esperado. Apareció el grito prohibido cada que el arquero Matt Turner despejaba, mientras el sonido local trataba de calmar los ánimos de una decepcionada afición azteca. El ‘Tricolor’ no pudo generar una llegada que les diera algo de esperanza, incluso el tercer gol de Estados Unidos lucía más cerca que el descuento.
Debido a que seguía el grito homofóbico, el árbitro decidió parar el encuentro. La afición en las gradas comenzó a abandonar las gradas a cinco minutos del final. Con esa postal terminó el juego, con una Selección Mexicana que nunca encontró la vía para hacer daño a Estados Unidos, que una vez más celebró un título frente su máximo rival. El llamado ‘Gigante de Concacaf’ viste con barras y estrellas.